Con pancartas, lágrimas y una mezcla de esperanza y rabia, familiares y amigos de José Eduardo se reunieron afuera de la Fiscalía en Monclova. El joven de 17 años, atropellado el pasado 30 de abril, despertó del coma, pero continúa en estado delicado, bajo estricta vigilancia médica.
Su recuperación es frágil. Permanece en terapia intensiva en la Clínica 7 del IMSS, donde no se cuenta con un traumatólogo. Su familia busca trasladarlo a un hospital privado, donde pueda recibir la atención especializada que necesita. Pero ese traslado implica un gasto que aún no pueden cubrir.
La familia insiste en que quien debe asumir esa responsabilidad es Yuvisela N., la conductora que lo arrolló y que desde el día del accidente se encuentra prófuga. “No ha dado la cara, no ha pedido perdón, ni ha intentado ayudar”, expresó una tía del joven, visiblemente afectada.
El delegado de la Fiscalía, Miguel Ángel Medina, confirmó que se giró una orden de aprehensión y que ya se cateó un domicilio donde se aseguró el vehículo involucrado. Han contactado a la madre y a la hermana de Yuvisela, pero no han proporcionado información útil para su captura.
La exigencia de justicia sigue creciendo. En medio del dolor, los padres de José Eduardo insisten: “Queremos que se haga responsable, que pague por el daño causado”. Mientras tanto, el joven libra su propia batalla entre la vida y la muerte, en un hospital que no tiene todo lo que él necesita.