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“Estoy acá para que nada le falte a mi cachorro”: Roberto murió trabajando lejos de casa, forzado por el abandono de AHMSA

La promesa era sencilla, pero sostenía todo su mundo: “Estoy acá para que nada le falte a mi cachorro.” Con esa frase, Roberto Torres Sepúlveda se despedía cada vez que salía rumbo a Saltillo, buscando el sustento que Altos Hornos de México le quitó cuando dejó de pagarle tras más de 20 años de servicio.

Este martes, su esposa Mónica, su pequeño hijo y sus seres queridos lo despidieron en Monclova entre lágrimas, coronas de flores y una gran fotografía que lo mostraba como era: sonriente, trabajador, siempre con la esperanza de regresar. Su muerte, ocurrida en un accidente sobre la carretera Saltillo–Zacatecas, dejó un vacío imposible de llenar y una indignación que no encuentra consuelo.

Roberto era parte del área de Coquizadora 1 en AHMSA. Allí entregó dos décadas de su vida, como tantos otros trabajadores que vieron cómo la empresa colapsaba sin que nadie los defendiera. Cuando los sueldos dejaron de llegar y la espera se volvió insoportable, no le quedó más que salir a buscar empleo en otra ciudad.

“La situación era inhumana. En Saltillo no tenían estabilidad. Un día tenían trabajo, y al siguiente no. A veces solo les pagaban lo que hicieran ese día, y si no había nada, se quedaban esperando horas sin cobrar”, recordó Mónica, su esposa, mientras sostenía entre las manos la última fotografía familiar.

Roberto regresaba a casa cuando podía, a veces una vez por semana, a veces cada dos. Viajaba como muchos obreros desplazados: en taxis colectivos, con lo poco que ganaba, solo para ver a su hijo y a su esposa por unas horas antes de volver al esfuerzo.

El domingo pasado, al salir rumbo a su jornada laboral con otros compañeros, una camioneta que venía en sentido contrario invadió el carril y los impactó de frente, a la altura del ejido Buenavista. El accidente cobró la vida de cuatro personas y dejó a cinco más heridas. Roberto fue uno de los que no sobrevivió.

Durante el funeral, la familia exigió justicia. “No es posible que alguien muera por hacer lo único que sabía hacer: trabajar. Queremos una investigación seria, queremos que se castigue a los responsables. Y también que no se olvide por qué tuvo que salir de Monclova”, dijo Mónica con la voz rota.

La Fiscalía General del Estado mantiene abierta la carpeta de investigación. Mientras tanto, en los barrios obreros de Monclova, la historia de Roberto se repite con otros rostros y otros nombres: trabajadores desplazados, familias divididas, vidas en pausa por una empresa que colapsó sin que nadie rindiera cuentas.

Roberto murió cumpliendo su promesa. Pero lo que su familia quiere ahora es que su muerte no sea otra más en el silencio.

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